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Entrevista a Sunil Chitrakar

25 de febrero de 2015

"El comercio justo no es sólo un gasto, es una inversión para todos"

Sunil Chitrakar es el director de Mahaguthi, una cooperativa de Comercio Justo fundada hace más de 30 años en Nepal. La cooperativa trabaja en la rehabilitación de mujeres desprotegidas, especialmente madres con niños pequeños y viudas, a quienes proporciona formación y unas condiciones de trabajo dignas. En ella trabajan unas 125 personas directamente y otras mil de manera indirecta en más de 100 talleres por todo el país. El 85% de estas personas son mujeres. Con motivo de su visita a España hablamos con él sobre comercio justo.


"El comercio justo no es sólo un gasto, es una inversión para todos"

¿Cuál es el secreto para sobrevivir más de 20 años haciendo comercio justo en un mundo tan globalizado y rodeado por India y China?

Si lo comparamos con el desarrollo de la región y de nuestro países vecinos, te podrás dar cuenta de que el comercio justo (CJ) también se ha vuelto más profesional si nos fijamos en términos de calidad, la fabricación o en el diseño, el modelo ha evolucionado y ha crecido desde el modelo ONG al de negocio. Es por ello que siempre digo que el CJ es sostenible. Lo es porque a los clientes les gusta, son leales, conocen sus beneficios y son conscientes de su efecto. Ahora incluso las pequeñas empresas adoptan el CJ y sus maneras de funcionar porque se han dado cuenta de que además de beneficioso para su sociedad, es totalmente sostenible económicamente.

Otro de los motivos es que somos únicos. Nosotros no podemos competir con India ni China, ni siquiera podemos competir con Bangladesh o Vietnam. Nuestras condiciones de empleo y las condiciones externas de un país como Nepal no nos dejan ser competitivos con esos países, por lo tanto debemos ser únicos y diferentes. Tratamos de diferenciarnos y somos afortunados de que a la gente le gusta Nepal y los productos que vienen de allí lo cual facilita esa diferenciación.

¿Podrías decirnos cuáles son las principales diferencias entre un taller o fábrica normal y uno de CJ?

La pregunta que nos tenemos que hacer es ¿qué énfasis pones en las personas? ¿cómo cuidas de ellas? Nosotros hacemos negocios para las personas, por lo que las ponemos siempre por delante, esa es sin duda la principal diferencia. Esas empresas tratan a las personas como herramientas para conseguir un beneficio económico y para nosotros son el único y más importante fin. En el CJ hacemos lo que decimos y lo que decimos lo hacemos. A otras compañías se les puede llenar la boca con promesas sobre su funcionamiento y sobre cómo tratan a sus empleados, nosotros simplemente lo cumplimos. Esas empresas tampoco tiene la flexibilidad que nosotros tenemos, ni mucho menos nuestra transparencia.

¿Y desde el punto de vista del trabajador o trabajadora?

Mejores condiciones de trabajo, contratos y compromisos de larga duración, un ingreso estable que no sufre fluctuaciones y que crece progresivamente con su experiencia y antigüedad. Muchas de las mujeres que se unieron a Mahaguthi no tenían ninguna preparación, aquí pudieron desarrollarse profesionalmente ya que les damos formación para que vayan mejorando sus capacidades, su confianza y su rango salarial. Ahora muchas de esas mujeres que entraron sin ninguna experiencia están dirigiendo talleres o han desarrollado sus propios productos.

Esa formación no sólo se aplica a las trabajadoras. Por ejemplo, una de ellas soñaba con que su hija se convirtiera en manager de Mahaguthi, enviamos a su hija a la India durante 10 meses para que realizara una formación sobre diseño de producto, a su regreso la hemos colocado como supervisora y seguirá creciendo y aplicando los conocimientos dentro de la organización, tal y como había deseado su madre.

¿Qué se hace con los beneficios que provienen del CJ?

Intentamos dar el máximo posible a nuestros empleados, en la organización de CJ de Nepal de la que somos miembros, hemos acordado dar al menos un 10% por encima del salario mínimo aunque ahora mismo nosotros estamos en una situación medianamente estable por lo que pagamos algo más de un 50% por encima del salario mínimo a los trabajadores que tienen el salario más bajo y hasta el tripe de ese salario mínimo en algunos casos.

Además de un mejor salario también reinvertimos lo beneficios en mejoras sustanciales para la sociedad y la comunidad de los productores. Tenemos un Ashram, un centro donde las mujeres reciben formación además de comida y alojamiento en el caso de que no puedan permitírselo. En este mismo centro tenemos una guardería y otros servicios que se mantienen gracias al beneficio del CJ y de ayudas que nos llegan de países como España.

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Ashram de Mahaguthi

¿Cómo funciona vuestro proceso de selección y formación?

No tenemos un “proceso” fijo y marcado como tal, es más un proceso de coaching y entrenamiento continuo. En todos los talleres los supervisores ofrecen una tutorización constante, van aprendiendo día a día, creciendo dentro de la organización si así lo desean o aprendiendo diferentes aptitudes dentro de un mismo tipo de taller.

Para el proceso de selección tenemos mínimos de igualdad de género aunque es algo a lo que ya no prestamos mucha atención, ya que superamos con creces esa igualdad en favor de las mujeres, que representan un 85% de Mahaguthi. También damos prioridad a los lazos familiares, muchas de nuestras actuales trabajadoras son hijas de otras empleadas.

Por otro lado, en el Ashram, la escuela donde formamos a un grupo de unas 20 chicas jóvenes cada año para luego incorporarlas a algún taller, da prioridad a mujeres con dificultades económicas, madres solteras y con graves problemas de exclusión, ya que en la escuela pueden recibir un techo y atención para sus hijos.

Además de organizar las ventas y la exportación ¿qué más ofrece Mahaguthi a los productores?

Yo le llamo “oportunidades para una vida sostenible”, esto quiere decir que trabajando con nosotros ellos mejoran su vida con una estabilidad económica, pero sobre todo con un buen ambiente laboral. También podemos adelantarles sus salarios, pueden pedir seis meses de adelanto si tienen cualquier problema o imprevisto y se les ayuda y apoya en todo lo posible, más allá del trabajo.

A los productores externos, esos talleres que dependen de nosotros, les ofrecemos ayuda financiera en el caso de que quieran empezar, mejorar o agrandar sus negocios mediante préstamos sin intereses. En la parte técnica intentamos ayudar en todo lo que está a nuestro alcance, ya sea mediante nuestros técnicos, diseñadores de producto o en la adquisición de nueva maquinaria necesaria para mejorar su producción y sus condiciones. Desde la oficina nos esforzamos para abrir nuevos mercados para sus productos. Todo el equipo se vuelca en el desarrollo de cualquiera de los talleres como una gran familia.

Todos conocemos, o deberíamos conocer, cual es el poder de nuestras compras

¿Cómo consideras el impacto del mercado del CJ en Nepal?

Está creciendo lentamente, no estamos todavía en situación de ser una de las industrias mayoritarias del país, lo cual nos daría un mayor impacto, pero en los dos últimos años estamos negociando con el gobierno en diferentes matices. Estamos en un punto en que podemos empezar a influenciarlos porque se están dando cuenta de que el CJ es real y beneficioso. Muchos ministros y burócratas saben ya de su importancia e impacto y nos están empezando a prestar atención, lo cual creo que nos llevará por buen camino.

Este año además estamos haciendo campañas de concienciación encaminadas a los clientes del mismo Nepal, tanto para que los propios nepalíes comprendan la importancia de esta industria como para que el turista extranjero lo apoye.

Por otro lado los productores no tienen ningún soporte público, ni ayudas financieras ni sociales, por lo que las compañías de CJ estamos supliendo esas necesidades que los pequeños productores tienen y que el gobierno no cubre, algo que se acentúa mucho más en el caso de la exclusión social que puede sufrir la mujer.

¿Cómo influenció o cambió la crisis financiera global en el mercado de CJ en Nepal?

Somos parte de este mundo globalizado por lo que no podemos pretender mantenernos fuera. Cuando la crisis estalló nos golpeó con dureza, nuestras exportaciones de artesanía disminuyeron notablemente, pero después de varios años de duro trabajo hemos vuelto a la buena senda, el último año hemos crecido un 32% por lo que creo que estamos esforzándonos mucho y obteniendo buenos resultados.

La economía es cíclica y parece que las crisis siempre volverán, por lo que tenemos que aprender de ellas y debemos prepararnos para la siguiente, porque tarde o temprano vendrá.

¿Habéis notado diferencias en el consumo o en las ayudas al desarrollo provenientes de España?

No sustancialmente. De hecho estamos bastante agradecidos y contentos de haber tenido un gran apoyo por parte de España. Llevamos varios años recibiendo apoyo financiero del Ayuntamiento de Córdoba que nos ha ayudado en el desarrollo de varios proyectos y mejoras de nuestros talleres, de la importadora IDEAS con la que llevamos años trabajando y tenemos una relación estupenda. Por otro lado, la ONG SETEM envía voluntarios todos los veranos, lo cual no nos trae dinero pero si que nos trae y demuestra un gran compromiso, algo muy importante más allá del aspecto económico.

Ahora mismo tenemos un proyecto con IDEAS en el que nos están ayudando a mejorar las instalaciones del Ashram y financia la adquisición de nuevas maquinarias en varios de nuestros talleres de telas. Por todo ello estamos muy agradecidos de ver que el apoyo económico no ha disminuido tanto en comparación con las devastadoras consecuencias de la crisis y a pesar de la mala situación económica actual.

¿Qué le dirías a los clientes españoles para que consuman productos de CJ?

Es un gran reto que el cliente español encuentre por sí mismo cuál es el producto correcto y en qué debe gastar su dinero. Personalmente creo que todos conocemos, o deberíamos conocer, cuál es el poder de nuestras compras y del uso de nuestro dinero. El CJ no es sólo un gasto, es una inversión para todos.

Además, en situaciones de crisis los clientes toman conciencia de qué deben y qué no deben comprar, en ese sentido el CJ es una opción a tener en cuenta y estamos notando que la gente se está concienciando de que es un comercio más sostenible, algo por lo que estamos enormemente agradecidos.

Yago Álvarez  

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