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Nuevas formas organizativas en el mercado interior

19 de febrero de 2015

Circuitos cortos de comercialización para alimentos ecológicos

Los circuitos cortos mueven al menos un tercio de los alimentos ecológicos en el Estado Español y, aunque están en un estado muy incipiente de desarrollo, suponen una gran esperanza para reequilibrar el poder en el sistema agroalimentario, y devolverle la función social de abastecer a la población de alimentos sanos y de calidad, estructurar las relaciones entre campo y ciudad, y mantener el empleo en el medio rural.


Circuitos cortos de comercialización para alimentos ecológicos
Félix Bernet (cc)  

La producción de alimentos ecológicos en España no para de crecer, a pesar de la crisis. Sin embargo, este crecimiento se ha dado en base al mercado de exportación, que absorbe una gran mayoría de los productos ecológicos. Aunque el consumo interior de alimentos ecológicos crece a un ritmo muy importante, no llega a alcanzar los 7€ per cápita. A pesar de ser el primer país productor de la UE por superficie, la media de consumo se sitúa muy por debajo de otros países como Suiza (177€/hab), Dinamarca (164€/hab) o Austria (121€/hab) [1]. La tendencia de fuerte crecimiento en el consumo (por encima del 8% anual en la mayoría de países de la UE) hace pensar, sin embargo, que también en España se ampliará en gran medida el consumo interior en los próximos años; al menos hasta igualar el 5,3% de la Superficie Agraria Útil que se destina a producción ecológica. Y eso es lo que estamos intentando.

En el mercado de alimentos convencionales alrededor de 2/3 partes de la comercialización se realiza a través de las grandes superficies. Para el caso de los alimentos ecológicos el reparto se invierte, estando un tercio de las ventas en manos de tiendas especializadas y otro tercio en manos de los denominados canales alternativos de comercialización (cooperativas de consumo, mercadillos, internet, etc.) [2]. Si atendemos a la definición de Circuito Corto de Comercialización, que se limita a un máximo de un intermediario entre producción y consumo, muy buena parte de las ventas recogidas en estos dos grupos de detallistas entrarían en la definición, con lo que este tipo de canales sería el mayoritario para los alimentos ecológicos en España.

Nuestro mercado interior se encuentra aun en un estado muy incipiente de su desarrollo, y por ello cabría pensar en una tendencia futura en la que las cuotas de mercado se igualarán con el mercado de alimentos convencionales. Sin embargo podemos observar que, excepto en los países escandinavos y el Reino Unido, en el resto de países de la UE, con estructuras de comercialización mucho más maduras, los circuitos cortos mantienen una cuota de mercado superior al 25%, que se eleva en los países del área mediterránea. Si atendemos a los Estados Unidos de América, que concentran el 44% del consumo alimentario ecológico mundial, observamos que sumando venta directa (10%) y canal especialista (ecotiendas, etc, 45%) se mantiene más de la mitad de las ventas ecológicas en establecimientos “alternativos”. Y según los datos de 2011, la venta directa crecía a un ritmo (17%) similar al consumo ecológico total (18%).

El mercado interior de alimentos ecológicos es distinto al convencional.

Cabe preguntarse por qué los circuitos cortos mantienen cuotas de mercado mucho más altas para los alimentos ecológicos. El consumidor de alimentos ecológicos no es una persona con un poder adquisitivo sensiblemente superior al medio, aunque si con un nivel cultural medio-alto que le lleva a apreciar algo más que el precio de los productos. Aun así, el mercado interior de alimentos ecológicos en España es aun pequeño, no alcanzando el 1% del consumo alimentario total.

EEUU concentra el 44% del consumo alimentario ecológico mundial

Los puntos de distribución mueven volúmenes muy reducidos y son difíciles de encontrar para un consumidor medio, a pesar de su presencia creciente en los lineales de la gran distribución. Los escasos volúmenes de ventas hacen difícil que se pueda mantener una variedad suficiente en la oferta; y los precios de venta se elevan debido principalmente al coste de un transporte desorganizado que debe abastecer a una red muy atomizada de distribuidores. El consumidor no conoce qué es el producto ecológico, y existe una gran confusión a la hora de identificarlos o diferenciarlos de otras ofertas que dicen ser “naturales”.

De hecho, el consumo de alimentos ecológicos ha crecido en España de la mano del consumo asociativo (cooperativas de consumo principalmente), que lleva cerca de 30 años concienciando y creando redes de distribución para los productores y consumidores pioneros. Y se mantienen cuotas de mercado altas para los canales alternativos de distribución precisamente debido a la capacidad de autoorganización del sector. Tanto productores como consumidores implicados en los CCC muestran una fuerte vocación de crear alianzas entre ambos actores, para desarrollar redes alimentarias que les devuelvan el poder en la cadena de valor; lo que se ha denominado Soberanía Alimentaria.

Prácticamente en todas las comunidades autónomas encontramos un movimiento social de productores y consumidores que se articula en base a encuentros anuales, o en base a redes territoriales vinculadas al concepto de la Soberanía Alimentaria, y que se marcan como objetivo expandir estas redes e incluir en ellas cada vez a más población.

¿Que queremos decir con “circuitos cortos de comercialización”?

La definición de circuitos cortos de comercialización debe ir más allá del numero de intermediarios. Al hablar de este concepto nos referimos también a cercanía entre producción y consumo, más allá de la cercanía física, para construir alianzas entre ambos eslabones de la cadena. Alianzas que pretenden favorecer un modelo agroalimentario de alimentos de calidad y sostenibles, que dinamiza nuestras economías rurales y pretende asegurar ingresos dignos para los productores ecológicos en nuestro medio rural. Los CCC van más allá de las certificaciones de tercera parte y los estándares globales de calidad, y se basan en la comunicación directa entre producción y consumo, el conocimiento mutuo y la transparencia.

La confianza en el sistema agroalimentario, tan maltrecha tras los escándalos alimentarios globales de las últimas décadas, se reconstruye como una vía para reconstruir modelos agroalimentarios sosteniblesy equitativos. La cercanía entre producción y consumo permite que se reasigne el valor de los alimentos en nuestra sociedad, incorporando problemáticas sociales y ecológicas, así como el valor de los servicios que generan los ecosistemas ligados a la actividad agraria.

Bajo esta definición incluimos un gran número de alternativas de circulación de los alimentos, algunos tan antiguos como la propia agricultura, y otros más innovadores. Hablamos de venta directa a pie de finca, grupos de consumo, mercadillos de productores, tiendas creadas por grupos de productores, pequeñas tiendas de cercanía que compran directamente a quien produce, consumo social ecológico (comedores escolares, hospitales, residencias geriátricas, etc.), restauración comprometida con las producciones ecológicas y locales, y otros.

Cada vez más productores ecológicos optan por intentar que los alimentos de calidad que producen sean consumidos en su entorno territorial más cercano, ya que nuestra gente tiene derecho a consumir lo mejor de nuestra tierra. Resulta común la combinación de distintos circuitos cortos para una misma finca o agrupación de productores, ya que cada uno de ellos puede cumplir objetivos muy diversos.

El consumo social presenta una demanda constante y estable con un volumen considerable, que absorbe una parte muy importante de la producción de muchas fincas; pero exige precios más ajustados, y en el caso de los comedores escolares se paraliza en verano. Los grupos y cooperativas de consumo resultan un apoyo muy importante en cuanto a fidelidad, cercanía y reconocimiento del trabajo del productor; pero a menudo demandan volúmenes muy reducidos que encarecen los portes, y también se paralizan en verano. Pero en el verano se multiplican los mercadillos y ferias de productores con la afluencia de turistas a ciertas zonas, y eso nos permite compensar el parón en otros circuitos. Además, las ferias resultan un importante escaparate del producto ecológico local, y un importante punto de encuentro e intercambio para productores que a menudo se sienten solos en sus pueblos. Los restaurantes no realizarán grandes pedidos pero permiten darle salida a una parte importante de los productos con mayor valor añadido de las fincas (carnes de cortes extra, vinos y aceites de gran calidad, etc.), y realizan una gran promoción del alimento ecológico.

¿Por que apoyar este tipo de redes de distribución?

Los CCC suponen un importante beneficio ambiental, ya que reducen embalajes, cadenas de frío y distancias de transporte para los alimentos. Este modelo de comercialización se adapta mejor a producciones más diversificadas, y por lo tanto más sostenibles en cuanto al diseño agroecológico de las fincas. Han mostrado una alta capacidad para poner en valor las variedades agrícolas y razas ganaderas tradicionales, más adaptadas a las condiciones locales de producción y valoradas por el consumidor responsable. Realizan una importante labor de promoción y visibilización de los alimentos ecológicos. Y permiten concienciar al consumo acerca de las dificultades de la producción agraria y del valor de las producciones locales y ecológicas; por medio del contacto directo con el productor y, en muchos casos, mediante la visita a las fincas.

Reducen embalajes, cadenas de frío y distancias de transporte para los alimentos

Los CCC no están llamados a absorber la totalidad de las producciones agrarias en nuestro país, pero son -y en el futuro lo seguirán siendo- un importante apoyo para muchos pequeños productores que realizan formas de manejo que no son apreciadas en el mercado general. También para aquellos consumidores que quieren establecer una relación distinta con la comida y con quien la produce, más allá del precio de mercado. Suponen, además, una apuesta por revitalizar las economías rurales y de mantener el empleo agrario -con dignidad- en nuestros pueblos. Son una creciente fuente de revitalización para pequeñas instalaciones agroindustriales y de hostelería, y cada vez encuentra mayores sinergias con el turismo rural.

En todo caso, suponen una forma de reequilibrar las relaciones de poder en la cadena de valor alimentaria, a favor de producción y consumo, que permite encontrar soluciones a muchos de los retos sociales y ambientales del sistema agroalimentario industrial y globalizado.

Nuevas formas organizativas de la producción

La atomización y dispersión de la demanda de alimentos ecológicos ha hecho que muy pocas cooperativas y distribuidoras de alimentos convencionales hayan entrado en este mercado. Pero la concentración de la oferta sigue siendo demandada por el creciente numero de comercializadores y cooperativas de consumo. Por ello, están surgiendo nuevas estructuras de distribución adaptadas en exclusiva al mercado de alimentos ecológicos. Los acuerdos con los productores son de un mayor compromiso; y la búsqueda del cliente más exhaustiva, dándose por ejemplo distribuidoras que están centradas en abastecer a cooperativas de consumo. Los valores a transmitir respecto al producto van más allá del precio y el calibre, para hablar de otros tipos de calidad que por ejemplo muestra las caras de los agricultores y sus territorios; o hablan de transparencia ofreciendo los contactos de los productores o explicando los márgenes comerciales y gastos derivados de la actividad de distribución.

Muchos de los productores ecológicos, a menudo pioneros en sus pueblos y comarcas, también han entrado en este tipo de producción motivados por un mayor control sobre el producto de su trabajo. Por ello, también están surgiendo nuevas formas cooperativas o asociativas adaptadas al mercado interior. En ellas, la labor comercial tiene un perfil más social -busca redes de venta directa y diversos circuitos cortos de comercialización-, y el papel de los socios productores suele ser mucho más fuerte que en las tradicionales grandes cooperativas creadas en los años ’60 y ’70. Además, para abastecer muchos puntos de distribución con escaso volumen de demanda, estas cooperativas tratan de ofrecer una gran variedad de productos ofertados -y siempre tratando de llegar al producto listo para el consumo. Así el volumen total distribuido a cada punto de consumo se eleva, y se consigue abaratar costes.

Están surgiendo nuevas formas cooperativas o asociativas adaptadas al mercado interior

En varios territorios encontramos experiencias de concentración de la oferta que tratan de hacer viables explotaciones diversificadas y muy pequeñas, minimizando los gastos fijos derivados de la distribución [3]. En este tipo de asociaciones, que denomino “archipiélagos de productores”, cada socio tiene sus propios clientes y les vende sus productos, pero complementa la oferta con los productos de otros socios sin cargarlos con sobreprecio. Así, su oferta resulta mucho más interesante para el consumidor final, y se multiplican los espacios de comercialización de cada productor individual, sin apenas gastos fijos colectivos. Este modelo requiere de una gran implicación por parte de cada productor, pero permite una gran flexibilidad financiera; así como superar los miedos hacia estructuras grandes que requieren gran inversión y delegación. Como me explicó un pionero de la producción ecológica en Andalucía, estos productores buscan fórmulas viables “para seguir siendo pequeño”. Muchos de estos productores huyen del endeudamiento vinculado a las economías de escala, que a veces resulta demasiado pesado en un mercado tan inestable.

Retos para el desarrollo de los circuitos cortos

En los últimos años se suceden los eventos de reflexión y encuentro vinculados con las ideas aquí expuestas. En 2013 se realizó en Estella-Lizarra (Navarra) el II Seminario Internacional de Circuitos Cortos de Comercialización, en el que se dieron cita más de 50 experiencias de producción y consumo, provenientes de 12 comunidades autónomas [4]. En este evento se definieron como principales retos a encarar en los próximos años los vinculados a la promoción de este tipo de iniciativas, especialmente mediante acciones de difusión que lleguen a nuevas capas sociales “menos sensibilizadas”; y también mediante la sensibilización y formación acerca de la importancia de los mercados locales y la realidad de las pequeñas producciones ecológicas que buscan abastecer el mercado interior.

Los circuitos cortos hoy en día mueven al menos un tercio de los alimentos ecológicos en el Estado Español

Como en otras ocasiones, parece que el gran reto sigue siendo la organización de la producción y del consumo, cada uno por su parte y también en conjunto. La dispersión y los pequeños volúmenes, tanto en la producción como en el consumo, hacen que los costes de transporte se disparen y que la gestión logística sea muy compleja. Por eso se recomendó realizar encuentros periódicos territoriales entre producción y consumo, e impulsar las redes territoriales. También se planteó como necesario seguir experimentando fórmulas creativas de coordinación, que consigan simplificar el trabajo de gestión para producción y consumo, sin tener que delegar en un estrato intermedio de distribuidoras. La idea en común era intentar simplificar sin perder control y autonomía sobre la cadena alimentaria por parte de producción y consumo, al contrario de lo que ha ocurre en el mercado convencional.

Los circuitos cortos hoy en día mueven al menos un tercio de los alimentos ecológicos en el Estado Español, y son una gran oportunidad para las pequeñas producciones y para reducir el precio final de los alimentos ecológicos. A pesar de que aun están en un estado muy incipiente de desarrollo, suponen una gran esperanza para reequilibrar el poder en el sistema agroalimentario, y devolverle la función social de abastecer a la población de alimentos sanos y de calidad, estructurar las relaciones entre campo y ciudad, y mantener el empleo en el medio rural. Depende de nosotros y nosotras -toda la ciudadanía y la “aldeanía”- la importancia que este tipo e iniciativas tengan en el futuro.

 

[*] Daniel López García es consultor e investigador en transición agroecológica, y fruticultor ecológico. Este artículo fue publicado originalmente en el nº 13 de la Revista “Mundo Rural de Tenerife”.

Daniel López García*    Ecologistas en Acción

Notas

[1Willer & Lernaud, 2013: The World of organic agriculture. Statistics and emerging trends 2013. FiBL-IFOAM.

[2Pro-Vocacion, 2012: Caracterización del mercado de productos ecológicos en los canales especialistas de venta. MAGRAMA.

[3Por ejemplo: “Xarxeta de Pagesos Agroecològics” en Catalunya; “Nekasarea” en Bizkaia; “Despensa Natura” en Castilla-La Mancha; “Red ARAE” en Castilla y León; “Verdevera” en Cáceres; “Ecovalle” en Granada; etc.

[4Se pueden consultar las conclusiones completas del Seminario aquí.