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Documental Las Costuras de la piel

2 de diciembre de 2014

Las condiciones son el precio

El colectivo barcelonés No Dust Films viaja a uno de los centros mundiales de la industria textil para grabar este trabajo documental que prentende dar voz a las trabajadoras de una industria en la que son comunes las prácticas de semiesclavitud.


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No Dust Films  
Las costuras de la piel

Bangalore es la tercera ciudad más poblada de la India y uno de los mayores centros económicos del país asiático debido al volumen de sus exportaciones, en gran medida por la industria textil, fuertemente arraigada en la región y que abastece el consumo de gran parte de Europa y Estados Unidos.

No Dust Films es un colectivo barcelonés de jóvenes que trabajan en la creación de piezas audiovisuales y que entienden que el cine ha de estar en permanente tensión con la realidad. Con ese objetivo nació la idea de Las costuras de la piel, y para ello se fueron al centro de la industria textil sin permisos oficiales ni nada, solo el apoyo de Cividep, una ONG que trabaja en Bangalore (India) por la defensa de los derechos de los trabajadores y las comunidades a la vez que vigilan a las empresas del textil para que cumplan con los derechos humanos. “Teníamos que ir con mucho cuidado y a veces renunciar a seguir algunas historias, pero por fortuna, siguiendo los consejos que nos daban, nunca tuvimos ningún problema” comenta Cèlia Vila, una de las integrantes del equipo.

“el precio final de los productos dice mucho sobre las condiciones en las que ha sido producido”

Garment Labour Union (GLU) es el único sindicato de la confección formado y dirigido por mujeres hoy en día en Bangalore. El colectivo catalán contó con su complicidad: “nos abrieron las puertas de su casa. Empezamos a vivir en la oficina del sindicato, en un barrio industrial de la periferia de Bangalore, donde viven la mayoría de las familias que trabajan en el sector textil”. En este ambiente de confianza mutua se realizó el rodaje.

Pero aún falta la pieza fundamental del engranaje de esta cadena que es la industria textil. Y aquí aparecen mujeres como Bharathi, una migrante que conoce las tres caras que sufre la mujer en esta India alejada del crecimiento macroeconómico: discriminación económica, social y de género. Esta madre separada es una de las protagonistas del documental ideado por No Dust Films que busca la denuncia de unas dinámicas del mercado internacional que afectan a la población desposeída de todo el planeta.

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Trabajadoras de Bangalore / No Dust Films

Porque la realidad este colectivo barcelonés quiere mostrar es el de las condiciones de esclavitud en pleno siglo XXI que sufren quienes tejen las ropas que llenan los armarios de medio mundo:” Nuestra intención nunca ha sido auditar la acción de las multinacionales, sino llamar la atención sobre un modelo productivo que sólo ofrece miseria y sufrimiento. Y sobre todo, de qué forma lo viven las víctimas en términos de resistencia”. Una condiciones que se pueden presuponer viendo unas etiquetas cada vez menos explicativas sobre el origen de los productos, aun así como asegura Cèlia “el precio final de los productos dice mucho sobre las condiciones en las que ha sido producido”.

El crowdfunding

En sus primeros quinces días No Dust consiguió la mitad del dinero que necesitan para terminar la posproducción y encarar la distribución del documental con mayor fondo económico. Es la primera vez que apuestan por el microcenazgo ya que “en un contexto en el que las estructuras ahogan la cultura y limitan la creatividad, es necesario explorar nuevas fórmulas de producción y financiación”, afirma Cèlia.
La plataforma elegida es Verkami, una herramienta que permitirá la colaboración de todo aquel que lo desee hasta el próximo 28 de diciembre.

La apuesta por la libre circulación y la socialización del conocimiento que hacen desde No Dust Films hace que ’Las costuras de la piel’ tenga que ser de uso público, tendrá una licencia creative commons, y a medio plazo toda la gente que lo desee podrá descargar la película, compartirla y modificarla libremente.

Carlos Saavedra    Salmón Contracorriente

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