Diariamente me paro en un kiosco de Cartagena y ojeo las cabeceras de los principales periódicos del país. Por primera vez, en décadas, todos coinciden, con demasiada frecuencia, en poner en la portada la misma noticia. Como decía un viejo amigo, revolucionario chileno exiliado en España, “la izquierda capitalista” y la derecha unidas, jamás serán vencidas.
Ahora toca el referéndum de Cataluña, anunciado por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para el primero de octubre. No hay voces disonantes, la casta repite machaconamente el mismo mensaje, como un robot al que da cuerda el tonto de turno, y los espacios dedicados a la razón, a buscar un encaje constitucional al problema catalán, son minúsculos.
En España existe una infame alianza de la derecha, la “pseudo izquierda” y los poderes económicos para intentar destruir a Podemos y denigrar a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y la regidora de Barcelona, Ada Colau, cuya altura moral y trayectoria política (su lucha a favor de los excluidos y perseguidos) es de las pocas cosas que se salvan en esta nación de la corrupción, la postverdad y los capos de la economía especulativa.
Existe una obsesión enfermiza por rastrear con lupa, a todas horas, cada paso que dan Colau y Carmena, (aliadas de Podemos), y grabar sus voces en todo momento, buscando “sus malas intenciones”. La jauría mediática (y todos los poderes que se parapetan tras ella) no acaba de digerir que en las dos urbes más importantes del Reino ya no hay alcaldes del PP y el PSOE, el padre y la madre, respectivamente, de las tremendas desigualdades sociales e injusticias que provocaron el nacimiento del 15-M.
El odio que una parte del PSOE tiene a Podemos (ala encabezada por el ex socialista y empresario Felipe González) sólo es comparable al que manifiestan los franquistas que peinan canas y guardan pistolas de la guerra civil (todavía quedan montones) y las cohortes del PP, que defienden a muerte al estadista Mariano Rajoy, cuyas políticas corruptas (dentro de la corriente en la que hizo piragüismo la seudo izquierda) han enriquecido a una minoría que tiene motivos de sobra para temer “a los rojos”.
Fuente Ovejuna todos a una, es la consigna de la casta (Banca, Ibex 35, Bruselas, Wall Street, grupos empresariales y políticos del establishment que se alimentan con la bazofia legal que rige la economía nacional e internacional). Esos fantasmas de la economía especulativa -la productiva retrocede siguiendo la Ley del Billete-, raras veces acaban, casi siempre por despiste o dejar cabos sueltos, en el Soto del Real [1].
Sin duda, partidos como Podemos son vistos como “una grave amenaza para su supervivencia” y, como los capos tienen todos los medios a su alcance para “destruir al enemigo”, los utilizan con alevosía y premeditación. Su objetivo “es aniquilar”, no es suficiente con marginar.
La prensa de la casta, que es como un pulpo gigante con tentáculos globales, está especializada en lanzar mensajes “fobera” (para meter miedo). De vez en cuando regala algún caramelito a la ciudadanía para que piense “que vive en el mejor de los mundos posibles” y, con ese engaño, siga girando la noria, a golpe de falsas promesas, para atrapar la zanahoria de la felicidad.
La exclusión social se cronifica, así como el trabajo precario y las nuevas formas de esclavitud. Para mantener su estatus “at perpetuum”, los ricos ya han encontrado la solución: “si la cosa empeora, se concederá a la plebe una renta universal miserable”, con el convencimiento de que el hombre y la mujer, acobardados y despojados de su dignidad, aceptarán las migajas. Eso sí, los patricios estudiarán la forma de hacer creer al pueblo que esa renta esclavista es una gran conquista social de la izquierda.
El reto de Podemos es fenomenal. Tiene que buscar fórmulas para que prenda una revolución social, y necesita también, como dirían los orientales, de la ayuda de El Cielo. Si esa llama no prende, podría acabar como Syriza en Grecia, bajo los cascos de los caballos de Bruselas. Como el enemigo de la verdadera izquierda es grande, muy grande, habrá que remover conciencias entre la juventud, entre las nuevas generaciones que, siendo golpeadas sin cesar, aún no han sido vencidas por la desesperanza.
Y vuelve a cantar Quiquiriquí el Noble Gallo Beneventano para recordar, en medio de tanto pesimismo, que la Historia con mayúsculas está sujeta a cambios imprevisibles. Al cíclico factor sorpresa. ¡Viva la revolución!
3 Mensajes
20:35
"Eso sí, los patricios estudiarán la forma de hacer creer al pueblo que esa renta esclavista es una gran conquista social de la izquierda."
Asi que repartir al menos la mitad del dinero recaudado y todo el creado, entre todos a partes iguales incondicionalmente (RBU), es esclavista y falsa izquierda porque esa parte del dinero de la recaudacion llega correctamente a sus legitimos dueños (todas y cada una de las personas de la poblacion) y sin que se lo queden los intermediarios. Por muy de izquierdas que parezca o por muy normal que esto sea cuando estas recaudando para redistribuir de ricos a todos
Pero quedarse el intermediario con el dinero publico recaudado y creado sin repartirlo (salvo que accedan a trabajar forzadamente para el intermediario), parece que es "verdadera izquierda" y nada esclavista. Por muy de derechas y esclavista que esto parezca
Hay que ver como se parecen en el no dar RBU, las supuestas "verdaderas izquierdas" de los/as trabajadores/as y las verdaderas derechas de los/as patricios/as. Aunque hay que reconocerles que se esfuerzan mucho ambos en dar soluciones a las en cortinas de humo y a los problemas creados por ellos mismos (el "problema catalan", el "problema gibraltareño", el inquietante "problema de los gamusinos nocturnos antropofagos los 30 de febrero de los años bisiestos en luna llena",...).
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15:07
Hablo de una "RBU" de un futuro distópico para evitar una revolución a gran escala. Si el capitalismo salvaje sigue avanzando, y los robots y la tecnología son propiedad de los ricos (Stephen Hawking, entre otros, advierten de ello) habrá que calmar a la población para impedir "la rebelión de las masas". En ese caso, la casta tendría que acudir a una "RBU distópica" o emplear medidas más drásticas. Si no logramos un cambio de mentalidad que lleve a un cambio del sistema económico internacional, basado en la filosofía de una distribución justa de la riqueza, algún día tendremos que sacar los paraguas para no empaparnos de Black Rain.
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15:09
Ya seria el colmo que hasta el capitalismo salvaje se les adelantase por la izquierda, empezando a poner en marcha algo tan esencial y necesario como la RBU.
Mientras que los otros filosofan sobre la alineacion de los planetas y cataluña, pero entre tanto siguen repartiendo una RBU de cero alla donde les toca ponerse a repartir.
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