Hay personas que tienen reparos a la hora de votar a un partido verde, porque se suele vincular únicamente a la ecología, ¿cómo llegáis hasta este tipo de gente?
Es la dificultad que nos estamos encontrando. Es complicado explicar en este país que desde el ecologismo político estamos intentando dar una respuesta transversal a los problemas de la gente. Yo trato de explicar que no hay otra salida, porque la crisis en la que estamos inmersos ya no es sólo una crisis económica, social o política, es una crisis de civilización y desde el ecologismo político se están dando respuestas conjuntas.
Es bastante frustrante ver que en España se nos trata de arrinconar con eso de “a estos ecologistas sólo le importan los pájaros y las flores” y cada poco tenemos que aclarar que no, que tenemos propuestas de empleo, económicas, en cultura, sanidad e incluso propuestas de industria. Tenemos un proyecto de país mucho mejor que el que plantea el partido del Gobierno, si se puede decir que el Partido Popular tiene proyecto de país más allá de seguir fielmente las instrucciones que le dan los poderes ecónomicos.
Si llegárais al poder ¿cuál sería ese ”Green new deal” o estrategia de inversión que propondríais?
Para el proyecto de país que proponemos, lógicamente, lo verde sería un eje central. Creemos que en España tuvimos una industrialización y luego una burbuja inmobiliaria y ahora estamos en una especie de desierto en el que no se tira ni por un lado ni por otro: nosotros creemos que necesitamos un cambio de modelo, y éste pasa por una apuesta clara por lo medioambiental. No tiene sentido que teniendo sol y aire sigamos apostando por los combustibles fósiles. Seguimos importando petróleo cuando conocemos que con el sol y el viento podríamos crear energía y en cambio seguimos buscando hidrocarburos en Canarias, el Mediterráneo, etc.
En segundo lugar, la construcción. Hay un parque de viviendas enormes con grandes déficits de eficiencia energética que permitirían al sector de la construcción trabajar durante mucho años en la transformación de esos edificios a edificios más habitables, evitando con ello el problema de la pobreza energética y generaría muchísimo empleo. Así podríamos ir sector por sector. En la agricultura hacemos una apuesta clara por la agricultura ecológica, en España el 80% de la agricultura ecológica se exporta y por lo tanto es un mercado totalmente virgen.
¿Cuál sería vuestra política energética y cómo acabaríais con el poder del oligopolio energético?
Creemos que es necesaria una planificación a largo plazo, pero hay que querer hacerla. Nosotros vemos dos herramientas: regular y eliminar los elementos que facilitan la corrupción, como es el caso de las puertas giratorias. Por otro lado, fomentar esos mecanismos que permiten que los ciudadanos seamos libres en materia energética. En grupos de consumo, que es una herramienta todavía pequeña pero creemos que muy importante para hacer que los ciudadanos seamos libres, y fomentando el autoconsumo. Es increíble que el autoconsumo en nuestro país no sea posible porque el gobierno lo haya querido regular aplicando el peaje de respaldo, que es un impuesto injustificable.
¿Cuáles son los objetivos de Equo en política social?
Nuestras bases giran torno a tres ejes: la regeneración democrática, la sostenibilidad y la política social. Las políticas que se están desarrollando a nivel europeo, injustamente llamadas “políticas de austeridad” sólo han aumentado las brechas sociales. Nosotros estamos a favor de regular la política fiscal, luchamos contra los paraísos fiscales –de hecho, ahora estamos siendo muy activos en el Parlamento Europeo contra Juncker, que parece que fue quien promovió a Luxemburgo como paraíso fiscal-. Hay que perseguir el delito fiscal y que las rentas de producción sean más altas que las rentas de trabajo, que son las que ahora asumen la mayor parte de la carga fiscal en nuestro país.
El tercer frente es el de la defensa de los servicios básicos. Estamos a favor de la protección de la sanidad y la educación públicas, son las herramientas básicas para un estado del bienestar que está siendo desmantelado.
¿Renta básica universal o renta mínima de inserción?
Renta básica, pero su llegada tiene que ser progresiva. Nos gustaría cumplir con el programa si llegamos a gobernar, no hacer ningún brindis al sol. Antes de aplicarla es necesario un cambio de modelo. Hay que entender que cuando llegamos a la renta básica se eliminan otros subsidios y los cálculos del coste pueden resultar erróneos.Por ahora sí apostamos por algo que es urgente: frenar el que haya personas que no tienen ingresos, así que, en un futuro inmediato, la medida sería la creación de una renta mínima de inserción.
¿Cree que se sigue apostando por el crecimiento como única manera de salir de la crisis?
Es un mantra del que nadie parece alejarse, esto es una paradoja. Se da la circunstancia de que cuando debates sobre la realidad o las consecuencias ecológicas del modelo economico actual parece que todo el mundo está de acuerdo. A día de hoy es difícil encontrar gente que todavía siga negando hechos como el cambio climático o la pérdida de bioversidad, ahora bien, cuando dices "estos hechos se están produciendo por seguir un modelo económico que se basa en un continuo crecimiento en un planeta finito”, cuando dices que este modelo es el causante y no se podrán solucionar estos problemas con las recetas que no rompen con él, parece que nadie es capaz de afrontarlo, nosotros lo hacemos, decimos “este modelo no existe”.
El sobreendeudamiento y la auditoría son temas candentes en el debate social, ¿cuál es tu postura?
Se ha normalizado un poco la discusión sobre la deuda. Lo primero, en lo que se refiere a la generación de la deuda, por los razonamientos que llevaron a justificar las políticas de austeridad. Nos estamos endeudando a un ritmo de unos 270 millones de euros al día, algo brutal. Todo lo que nos han dicho es falso, si la prima de riesgo tuviera que ver con el endeudamiento estaría mucho más alta ahora que el endeudamiento ha crecido muchísimo respecto al 2011.
El crecimiento es un mantra del que nadie parece alejarse
En segundo lugar, hay una aceptación cada vez mayor por parte de expertos económicos de que cuando se llega a estos niveles de deuda no se puede pagar nunca, es insostenible. Algo que era tabú ahora es una opinión generalizada. Nosotros compartimos esa idea de auditar la deuda, ver qué es y a qué podemos llamar deuda ilegítima porque, por ejemplo, nos hemos embarcado en proyectos que no han sido beneficiosos para los ciudadanos y en los que no hemos tenido nada que ver y no tenemos ninguna responsabilidad. Muchas cosas deben ser revisadas porque no debemos cargar a la ciudadanía con deudas que no han tenido nada que ver con ellas. Por lo cual reclamar una auditoría de la deuda es de sentido común.
Tu punto de vista de la auditoria va más allá de la soberana que debemos al exterior y también aludes a la generada con empresas en el interior...
Es que tienen mucho que ver, porque esa deuda se ha generado de pagar proyectos como autopistas rescatadas, aeropuertos, trenes de alta velocidad. Pero es paradójico ver que cuando llega el BCE y pone más dinero encima de la mesa para reactivar la economía, el Gobierno sólo es capaz de pensar en cometer esos mismos errores.
¿Quién se encargaría de realizar esa auditoría?
Buena pregunta. Debería ser el propio Estado el que decida hacer esa auditoría, pero un Estado verdaderamente democrático y controlado por la ciudadanía.
¿Cómo afectará en materia medioambiental la aprobacción por parte de la UE y EEUU del TTIP?
Si se aprueba ese Tratado de Libre Comercio se aplicará un mínimo común denominador entre ambas potencias. Esto es, se aliviarán las condiciones por parte de las dos partes: si en Estados Unidos se permiten el fracking o los transgénicos, también se van a permitir en la Unión Europea. Pero lo más grave ya no es la menor regulación, sino el aumento de los derechos de las multinacionales, que se situarán por encima de los estados. El mecanismo de arbitraje que se aplica en este tipo de acuerdos permite a las corporaciones actuar contra si consideran que los estados han ocasionado pérdidas a las multinacionales.
La regulación ambiental y los derechos laborales serían las áreas más perjudicadas de esta firma. En España, que es el paraíso de los daños medioambientales, se permite el fracking, pero podría no ser así. Sin embargo, si entra en vigor el tratado, ya no habría justificación para prohibirlo. Todo esto es, una vez más, falta de conciencia medioambiental y de las consecuencias consecuencias que esto tiene.
El Gobierno de Francia ha dado un paso adelante para frenar la obsolescencia programa, ¿ves posible que una decisión así pudiera tomarse en España?
Por parte de los gobiernos no creo que exista voluntad política, porque esto ni siquiera se ve como un problema. Desde que España fuera líder de la industria renovable, parecía que podíamos tirar de de un carro global, pero se tiró por tierra. Desde luego, a la vista de estos hechos, no creo que ahora podamos esperar que este país lidere un movimiento en este sentido, mucho tendrían que cambiar las cosas.
¿Deriva esta falta de conciencia de un programa educativo deficitario?
Uno de los problemas ḿas grandes en conciencia ecológica es la mala calidad de la educación medioambiental. Preguntas por la calle por los transgénicos y mucha gente no sabe de qué estás hablando. Tenemos un importante déficit en educación en general y en concreto en educación medioambiental. Creemos que debería ser una materia presente en todos los títulos educativos y tener un carácter más proactivo. Habría que sacarla de las aulas, tendría que estar en constante contacto con la naturaleza. Aunque esto es una opinión personal, creo que es un problema de alejamiento como seres vivos del entorno natural, y eso lleva a que prácticamente todo sea justificable.
¿Pasa el futuro político de Equo por coaliciones y plataformas ciudadanas?
Seguimos dos líneas estratégicas: lo que EQUO representa, el ecologismo político, es a largo plazo y queremos que la formación aparezca en el marco político como independiente. Sin embargo, tenemos claro que la realidad política actual pide cambios y queremos ser parte de ello, trabajar y sumar. Hace meses decidimos que haríamos lo posible por sumar a un proyecto de cambio con las fuerzas políticas y sociales que quieran adherir. Por eso estamos en Ganemos en Madrid, de hecho, en casi todos los sitios donde está Ganemos, porque creemos que se pueden abrir espacios de cambio muy interesantes. Ahí estamos, veremos si cuaja o no, es muy complicado. Lo que es cierto es que somos la fuerza que de manera más clara apuesta por estos proyectos.
Recomienda un libro a nuestros lectores: ’La doctrina del shock’, de Naomi Klein. Me parece que da una explicación racional a cosas que pasan que de otra forma no puedes entender.
1 Mensaje
02:46
La situación económica "global" de nuestro país tiene que entenderse como es, con muchos tratados y convenios internacionales que "se supone" que respetamos (estamos obligados), heredados con dependencia económica en cualquier ámbito (social-mercantil-religioso-etc). Mientras seamos socios de la UE, nuestra soberanía no existe, o se limita a un porcentaje mínimo, y no decidimos nuestra financiación. Viene impuesta por la mayoría, que no tiene nada que ver con nuestra situación...
Cabría preguntarse quién gestiona los tiempos para ayudar a un país que lo pasa mal, según su idea de la deuda. LLega el resto de "socios comunitarios" y sacan partido de la situación.
La "prima", los informes económicos (por supuesto favorables o no, para eso se pagan...) de las empresas analítico-financieras de "renombre" (mejor no mentar la bicha), las estadísticas laborales-económicas, etc ... son un puñado de ataduras (yo diría directamente mentiras) para que los capitalistas insensibles puedan seguir exprimiendo hasta "explotar" la capacidad de trabajo de otros.
Yo siempre digo que el dinero no se come. ¿Qué comería un capitalista si no admitiéramos su riqueza desorbitada en las tiendas de comida? Los agricultores (¿ganaderos también?) son los reyes; y dan de comer a quien participe en cualquier otro oficio útil a los demás. No se paga dinero por la comida.
Lo malo del dinero es que se puede acumular sin ser un bien perecedero (más bien al contrario, renace de sus migajas). La comida, no; hay que darle salida con cierta urgencia y llega el especulador, que pone precios...
No deberíamos permitir los paraísos fiscales; existen para ocultar y traicionar al resto de ciudadanos.
Me hace mucha gracia el superasumido liderazgo de Merkel, germánicamente austera, viendo cómo a éstos no los pone firmes.
Por otro lado, tenemos poca imaginación para sacar partido a nuestros recursos "exclusivos" (que no somos cualquier cosa...). Los campos necesitan una revisión del pasado; o sea, mirar qué hacían con los ríos, montañas, etc ... Los cuidaban-limpiaban-peinaban-querían ... ya que era su sustento. Ahora debemos mirar al campo de forma más profesional como recurso que a la vez de ser respetado, añada valor al entorno. Tenemos que escuhar a muchos científicos, no sólo ambientales sino economistas-pedagogos.... Si conseguimos tener a todos los parados ocupados en limpieza y aprovechamiento del terreno natural, buscando una actividad lucrativa (aunque sea meramente ilustrativa y de no-pérdida de oficios entrañables, autóctonos y auténticos). No sabemos vender nuestra cultura y nos inunda la moda yanky/anglosajona que obsolece todo rápidamente y por capítulos, a conveniencia.
Yo tendría cuidado con el efecto llamada si se conceden rentas de inserción a personas que pueden "vivir" (o empadronarse) en más de un país, complicándose si en éstos no hay igualdad de "renta per cápita". Cuando se piden controles internacionales, según de qué países, pueden tardar mucho tiempo, llegar falseados, o no llegar jamás.
En fin, la ecología no sólo ambiental: yo diría mental, y así no se escapa nadie que tenga algo que decir en los proyectos económicos.
Se podría dar valor económico a hechos/situaciones que ahora no lo tienen (¡sólo por tener mentalidad de mercado!) como, por ejemplo, dar valor a que en la comunidad de ciudadanos no haya alienados, la cantidad de parques, calidad y cantidad de ciudadanos informados, yo que sé... tantas cosas que son tan valiosas y las echamos a perder por ignorantes.
Me gustaría aver a los jóvenes en el campo, felices, ganándose la vida junto a los suyos (si quiere), y a la vez aprovechar sus recursos sin estropearlo; porque, al final, si estamos degradados medioambientalmente, nadie querrá venir o vivir aquí.
Yo siempre me despido diciendo "que todo vaya bien..."
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