Para que esto pueda ser una realidad, hace falta la infraestructura.
Lo primero es que todo el proceso de licuefacción, conservación y regasificación posterior consume un 30% más de energía que el transporte por tubería, lo que le lo encarece respecto al petróleo ruso.
Pero lo más importante es que EEUU tiene solo una planta de licuefacción, en Alaska, y de las cinco que están aprobadas, solo una está en construcción. Europa tiene mayor capacidad de regasificación, alrededor de un 35% de su consumo de gas, con 16 plantas de las 33 que hay en todo el mundo.
Por eso, en 2011 el comercio de gas (...)
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