A mediados de 2010, más de 170 regiones europeas y 4.700 gobiernos o entidades locales se habían declarado Zonas Libres de Transgénicos, ejerciendo así su derecho soberano a proteger su economía, su medio ambiente y la salud de sus habitantes.
En la actualidad, la Unión Europea (UE) tan sólo permite el cultivo de un tipo de maíz transgénico (MON810), siendo España su mayor productor, con pequeñas superficies cultivadas en otros cinco países. Alemania, Francia, Austria, Hungría, Grecia, Luxemburgo,
Polonia y Bulgaria han prohibido su cultivo.
Veinte años después de su introducción en los mercados, las grandes promesas de los cultivos transgénicos están muy lejos de hacerse realidad:
• ni han aumentado el rendimiento de los cultivos
• ni han mejorado la calidad de los alimentos y del medio ambiente
• ni han contribuido a solucionar el problema del hambre del mundo
Por el contrario, en los principales países productores los cultivos transgénicos están dando lugar a una preocupante invasión de malezas resistentes y superplagas y ocasionando problemas agronómicos, y numerosos informes ponen de manifiesto sus
riesgos económicos, ecológicos y sanitarios.
En realidad, los cultivos transgénicos que se comercializan hoy día han sido diseñados con el objetivo de aumentar las ganancias de la industria química y farmacéutica que controla gran parte de la investigación biotecnológica, más preocupada por recuperar
las cuantiosas inversiones realizadas que por los beneficios para la sociedad.
Por otra parte, la contaminación transgénica de los campos de los agricultores y de toda la cadena alimentaria constituye una seria amenaza, pues se ha demostrado que no es posible controlar la multiplicación y diseminación de los organismos modificados
genéticamente (OMG) una vez liberados en el entorno.
Cada vez es más evidente que los OMG pueden tener impactos graves y que las consecuencias de su dispersión pueden depararnos desagradables sorpresas. Por todo ello, algunos gobiernos han resuelto prohibir determinados OMG en su territorio y un
número creciente de regiones europeas está adoptando disposiciones para declararse Zonas Libres de Transgénicos.
El cuaderno publicado por Ecologistas en Acción plantea algunos riesgos a los que nos enfrentamos al seguir permitiendo el cultivo de OGM, y aporta ejemplos de algunos daños que ya se han producido. Los casos de cultivos transgénicos introducidos en algunas regiones y sus efectos en países como Argentina son expuestos en el cuaderno, que también aporta explicaciones sobre la falta de estudios científicos.
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