Este encuentro, celebrado en Guatemala a finales de agosto, ha sido organizado el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales, contraparte de InspirAction, y en el debate participaron destacados investigadores como Stefan de Vylder, economista sueco y Juan Carlos Gómez Sabaini, experto en tributación argentino, que hicieron sus aportes sobre las necesidades de una nueva política fiscal para la región.
En los países de América Latina en donde la carga tributaria es muy baja, siendo Guatemala uno de los casos extremos con una carga tributaria del 10% del PIB, no habrá suficientes recursos para invertir en el capital humano y ofrecer servicios públicos de calidad si no aumenta la carga tributaria.
Tomando de referencia la experiencia sueca Stefan de Vylder enfatizó la importancia de la inversión en la educación y la salud que sirvieron de fundamento para el desarrollo de Suecia desde mediados del siglo XIX. En Centroamérica los países cuentan con grandes riquezas naturales y el potencial para desarrollarse, son países ricos con gente pobre. Lamentablemente la situación de desarrollo humano se ha deteriorado en la región, si se comparan los Índices de desarrollo humano de 2013 con relación al año 2000, todos los países de la región han bajado en el ranking mundial. Por ejemplo. Guatemala pasó del lugar 110 al 125 y Nicaragua del 109 al 132.
El economista de Vylder subrayó que tomando de referencia a Suecia, el efecto redistributivo del sistema tributario es lo que le da legitimidad al mismo, al contrario del ejemplo de Guatemala donde el sistema tributario no afecta la desigualdad en el país.
Por otro lado, el economista argentino, Juan Carlos Gómez Sabaini, se refirió al impacto fiscal de la explotación de los recursos naturales no renovables en el caso de América Latina. La volatilidad de los precios de los hidrocarburos y minerales ha significado un aumento de precios entre 2003-2008, un caída en 2008-9, luego una recuperación en 2010-11 para luego entrar a una caída desde 2012 a la fecha.
Los países productores de América Latina establecieron los mecanismos tributarios para captar recursos y reducir la desigualdad, pero la baja de los precios representa un desafío por sus efectos macroeconómicos y las implicaciones fiscales. En el sector de hidrocarburos varios países obtuvieron notables ingresos fiscales (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Colombia, México), mientras en el sector minero sobresale solamente Chile. Sin embargo, la caída de los precios conlleva a disminuciones en los ingresos fiscales en este sector, sólo para ilustrar en el caso de Bolivia, se reduce del 13 al 7.2% su proporción con relación al PIB.
Si bien existe una amplia gama de instrumentos fiscales, los países ricos en recursos naturales no renovables, sugiere Sabaini deberían encontrar un equilibrio entre la necesidad de obtener ingresos fiscales con los criterios de eficiencia, equidad, estabilidad, administración del riesgo para el Estado y el sector privado y la progresividad del régimen fiscal.
Finalmente, Sabaini sugirió que la distribución de los ingresos fiscales incluya las necesidades de financiamiento para la protección ambiental. Para esto es importante una adecuada coordinación entre las instancias encargadas de la administración y control de las explotaciones mineras y las responsables de la recaudación de los ingresos fiscales para su imposición.
En América Latina existe una enorme desigualdad en las dinámicas de poder que ha permitido a las élites controlar el gasto y mantener una baja recaudación, pero también los Estados enfrentan problemas de legitimidad por la ineficacia del gasto y los altos niveles de corrupción. En este sentido es importante el rol de fiscalización que puede jugar la sociedad civil y una prensa libre.
Comentarios recientes