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La cuestión de la vivienda vista desde los márgenes

15 de noviembre de 2016

Sin vivienda no existes para la sociedad

Desde el Movimiento ATD Cuarto Mundo España y la Asamblea de Vivienda Digna para Todas las Personas hemos lanzado una campaña de crowdfunding: “Realojando Derechos. Diagnóstico y Alternativas desde la extrema pobreza en la lucha por la vivienda”. Buscamos apoyo tanto económico como de personas dispuestas a comprometerse en acciones concretas para un trabajo de investigación-acción sobre políticas de vivienda con colectivos en gran exclusión, que se recogerá después en un informe. Partiremos de dos ejemplos concretos que consideramos especialmente significativos, el realojo del Pozo del Huevo hace 15 años y el actual proceso de desmantelamiento de Las Sabinas, en Móstoles, poniéndolas posteriormente en diálogo con otras realidades que conocemos (personas sin techo, promociones de vivienda social, etc.).


Sin vivienda no existes para la sociedad

El tema de la vivienda lleva tiempo situada en el centro del debate social de nuestra sociedad. Las plataformas de lucha que defienden el derecho a la vivienda han conseguido lanzar algunas cuestiones claves que se enfrentan con el discurso de lo que es posible y lo que no desde las diferentes administraciones públicas. Pero en muchas ocasiones el tema se termina encerrando en la vivienda como objeto de discusión, dejando fuera de foco a las personas que deberían ser sujetos del derecho a disfrutarla. Más concretamente, el problema de la vivienda jamás se ha abordado desde aquellos y aquellas que nunca han tenido acceso a la vivienda, que no han sido desahuciados porque no han tenido antes un hogar del que ser echados. Y es precisamente desde estas realidades desde donde mejor se observa cómo la cuestión de la vivienda es clave no solo en relación al alojamiento, sino también para poder ver reconocidos otros derechos, como la educación, la atención sanitaria, la vida en familia, la seguridad, la autonomía,etc.

De esta manera, una vivienda digna es una necesidad y un derecho que toda persona debería ver reconocido de manera efectiva en nuestra sociedad. Pero aunque aparece como tal en la Constitución Española y en otros tratados internacionales, para que su cumplimiento se vea garantizado es necesario el desarrollo de leyes que concreten su aplicación práctica y los mecanismos para denunciar su vulneración.

Partir de las realidades más excluidas permite descubrir que el problema de la vivienda no es sólo por la crisis económica o el estallido de la burbuja inmobiliaria, sino que tiene su raíz en el modelo de gestión de la vivienda pública y privada en nuestro país. Por eso una simple vuelta atrás al modelo anterior no resuelve la cuestión.

Garantizar este derecho requiere un esfuerzo colectivo, en el que debemos exigir que cada actor asuma sus responsabilidades, tanto la administración como las empresas privadas y los diferentes agentes sociales. Sólo así podremos hacer realidad este deseo expresado por una de estas personas que nunca ha accedido a una vivienda digna: “Queremos poder existir y luchar sobre todo por el futuro de nuestros hijos”.

Vivienda y colectivos en situación de pobreza y exclusión

Desde las administraciones públicas no ha habido nunca vías efectivas para que todas las personas puedan acceder a una vivienda digna. Ha sido muy escasa la vivienda social digna de tal nombre, y la mayor parte de la vivienda pública se ha destinado siempre a clases medias, con un mínimo de ingresos, dejando fuera o con muy escasas opciones a aquellas familias que tienen menos recursos. Además, los documentos exigidos para poder entrar en una convocatoria de vivienda social terminan siendo una barrera en los casos de mayor precariedad, pues son justamente estas circunstancias las que cuesta más poder justificar como piden las administraciones.

Así, quienes no pueden optar a la compra de vivienda o a las convocatorias de vivienda pública se ven abocadas a ocupar viviendas o autoconstruirse sus propios hogares. Pero estas acciones son perseguidas y criminalizadas por las autoridades.

Tan sólo en determinados casos, como por ejemplo ha ocurrido con la política de erradicación de chabolismo, se ofrecen vías para la regularización de la situación de estas familias. Sin embargo, las respuestas que se dan en estas situaciones priorizan una lógica de control social, persiguiendo y anulando modos de vida y comunidad diferentes al modelo dominante, sin respetar la diversidad y obligando a asumir las propuestas que se ofrecen sin dejar otra alternativa posible. ¿Qué opciones quedan entonces? ¿Cómo salir de esta encrucijada?

Algunas claves para poder hacer efectivo el derecho a una vivienda digna

El centro de la demanda de acceso a una Vivienda debe ser la dignidad de la persona, el reconocimiento como alguien con los mismos derechos y obligaciones que el resto de los ciudadanos, sin enfoques caritativos ni asistenciales. Por eso es fundamental luchar por el respeto y la igualdad de trato a todas las personas, independientemente de su condición, y contra la criminalización y el estigma que acompaña muchas situaciones a las que se ven forzados quienes no tienen una vivienda digna (ocupación, chabolismo, sintecho, etc.).
Pero, ¿qué es una Vivienda Digna? Porque no significa lo mismo para todas las personas. De hecho la respuesta a esta pregunta es algo a construir en cada realidad concreta, de manera personalizada y consultando con las personas afectadas. Pero sí que podemos encontrar algunas claves comunes. Desde nuestra experiencia estas son algunas de ellas:

  • Espacio considerado como propio por quien vive en él.
  • Posibilidad de mantener un bienestar continuado en el tiempo.
  • Seguridad y estabilidad en la misma a largo plazo.
  • Condiciones adecuadas en relación a los ingresos y forma de vida que tenga la familia o persona.

Por otro lado, quienes viven en mayor pobreza suelen ser tratados como meros receptores de ayudas, sin reconocer su papel como potenciales actores en la construcción de soluciones válidas. Este es uno de los aspectos fundamentales que suelen ser olvidados cuando se habla de la necesaria cooperación entre todos los agentes sociales para abordar la cuestión de la vivienda. Mientras no contemos con el conocimiento y la experiencia de quienes viven en condiciones más difíciles y mejor conocen los mecanismos de exclusión por haberlos vivido en carne propia, no conseguiremos desarrollar alternativas efectivas y universales en este campo.

Frente al injusto miedo al “efecto llamada” que se nombra frecuentemente para bloquear propuestas políticas que benefician a algunas personas en situación irregular, señalando que pueden hacer que muchas otras personas en esta situación acudan al mismo lugar o desarrollen las mismas estrategias, es fundamental recordar el “efecto dignidad”: la apuesta por encontrar soluciones dignas y acordes a cada situación facilita la convivencia, la estabilidad a largo plazo y el reconocimiento de derechos y obligaciones por parte de todos y todas.

Por eso lanzamos esta campaña, por eso buscamos apoyos en este esfuerzo de reflexión y acción colectiva junto con quienes han sido siempre dejados de lado. Para que nunca más haya gente sin casa, sin derechos y sin ciudadanía. Nunca más.

Dani García    ATD Cuarto Mundo

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