Ahora, cuando ya han comenzado algunos de los actos de la Semana de Lucha Campesina 2016, con charlas, jornadas, encuentros, talleres, bicicletadas...las recientes noticias que nos llegan directamente de la mano de La Vía Campesina, nos recuerdan que hay muchos lugares donde la lucha por la justicia y la tierra se convierte en cuestión de vida o muerte: hace poco más de un mes asesinaban a Berta Cáceres en Honduras, la semana pasada, el jueves 7 de abril, campesinos sin tierra fueron tiroteados en Paraná, Brasil. La semana del 28 de marzo mataron a 4 ambientalistas en Colombia. Es imposible saber el número de personas asesinadas por reclamar su derecho a la tierra, o por obstaculizar proyectos de infraestructuras, de minería o de cultivos transgénicos en sus dominios ancestrales. Rastrear las hemerotecas de los últimos 20 años ha sido un ejercicio duro, hay un goteo discreto e incesante de casos.
En defensa de la vida y de la tierra
Asesinatos de campesinas y campesinos los hubo antes y continuaron después. Pero el escándalo de la masacre de Eldorado dos Carajás quedó fijo en el calendario, y desde aquel triste día de 1996, La Vía Campesina, movimiento campesino internacional, estableció el 17 de abril como el Día Internacional de la Lucha Campesina, una jornada de acción y movilización global en torno a las mismas reivindicaciones, tan vigentes ahora como entonces y que llevaron a la muerte a aquellas personas. La Vía Campesina, las y los campesinos de todo el mundo, continúan luchando para no ser expropiados ni expulsados de sus tierras por parte de Estados y grandes empresas transnacionales que implantan grandes extensiones de monocultivos que solo sirven para alimentar a los países ricos del norte y mantienen el hambre en poblaciones locales. Luchan también contra el comercio de la naturaleza y de los bienes comunes que está provocando el desalojo de comunidades enteras en distintas partes del mundo.
A su vez, La Vía Campesina denuncia un sistema alimentario copado por el capital transnacional, que expulsa a la agricultura familiar campesina, reivindicando, por el contrario, la soberanía alimentaria como el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas de producción, distribución y comercio de alimentos, garantizando una alimentación sana y sostenible social, cultural y ambientalmente.
Transgénicos: España en dirección contraria
El cultivo de transgénicos es otro de los caballos de batalla de la Vía Campesina, en defensa de los saberes tradicionales y del uso de semillas y variedades locales. Utilizados por las grandes multinacionales como otra de las herramientas en la extensión de los monocultivos, en el aumento del uso y monopolio de insumos es una vuelta de tuerca más por parte de Monsanto, Syngenta (Novartis + AstraZeneca), Dupont, Dow y Bayer (Aventis), etc. para ahogar a las pequeñas producciones familiares. En el último año, diecinueve países de la Unión Europea se acogieron a la nueva legislación sobre organismos modificados genéticamente y prohibieron el cultivo de transgénicos en su territorio: Letonia, Grecia, Francia, Croacia, Austria, Hungría, Países Bajos, Polonia, Lituania, Bulgaria, Alemania, Chipre, Dinamarca, Italia, Luxemburgo, Malta y Eslovenia y las regiones de Valonia (Bélgica) y Escocia, Gales e Irlanda del Norte (Reino Unido). Mientras, en España se siguen cultivando más de 100 000 hectáreas de maíz MON 810, desarrollado por Monsanto y cuya autorización caducó en 2008 (sigue en un eterno proceso de renovación de la autorización), comprometiendo así un modelo agrario sostenible, en manos de los campesinos y respetuoso con el medio ambiente.
Tras dos décadas de cultivo hay evidencia suficiente de que los transgénicos no suponen una solución para los problemas que afronta la agricultura. Por ejemplo, los ensayos realizados en Aragón durante los últimos seis años demuestran que el maíz transgénico no ha obtenido una producción mayor a la del maíz convencional y que el taladro, la plaga a la que debe combatir el maíz MON810, no ha provocado daños relevantes en los cultivos no transgénicos de maíz. Además, siguen apareciendo nuevos riesgos como la aparición del teosinte, una especie invasora y pariente silvestre del maíz con el que se puede cruzar, y hacer con que sea aún más difícil controlarla. La expansión del teosinte en las regiones de Aragón, Navarra y Cataluña cuestiona completamente todas las evaluaciones realizadas hasta el momento sobre el maíz transgénico.
Tiempos de oportunidad
Han cambiado muchas cosas en el Estado Español desde el pasado 17 de abril de 2015, los cambios de gobierno a nivel municipal y autonómico son una oportunidad para avanzar hacia la Soberanía Alimentaria. Para ello es necesario que se tomen medidas concretas. En estos momentos de incertidumbre en el contexto político, denunciamos que el medio rural, la agricultura y la alimentación han estado prácticamente ausentes en la discusión pública.
Pero el debate no puede esperar, hay una confrontación entre dos proyectos de sociedad, con modelos antagónicos de producción y de forma de convivir con la naturaleza. Dos proyectos para el futuro. De un lado, el modelo del agronegocio, que subordina todo a su insaciable generación de lucro y que impone el monocultivo, destruye la biodiversidad, intensifica el uso de agrotóxicos y expulsa a los campesinos de sus territorios.
Mientras, la sociedad reivindica un proyecto alternativo, el de La Vía Campesina basado en la Soberanía Alimentaria, donde la agricultura busca producir alimentos sanos para todo el pueblo, en equilibrio con la naturaleza, generando mejores condiciones de vida para la población del campo. Para ello es necesario que las mujeres y las personas jóvenes tengan un acceso justo a la tierra en todo el mundo.
En Madrid nos sumamos a la semana campesina
En Madrid, la plataforma de MadridAgroecológico se une a la Iniciativa por la Soberanía Alimentaria de Madrid, la ISAm, que, un año más, convoca una semana de conmemoración, con actividades impulsadas por distintos colectivos, que se celebrarán entre el 11 y el 24 de abril y que no sólo tratarán de recordar a las víctimas de estas luchas, sino que quieren fortalecer la solidaridad y la resistencia y profundizar la alianza entre el medio rural y la ciudad, a favor de un proyecto de sociedad basada en la justicia social y en la dignidad de los pueblos, contribuyendo a la lucha global por la soberanía alimentaria y por un mundo rural vivo.
Estas actividades servirán para buscar puntos de encuentro, para la reivindicación, tanto a nivel local, como global, y para la presentación y difusión de alternativas. Aunque también habrá un recuerdo y homenaje a las víctimas de esta lucha mediante una foto-acción junto a las embajadas de los países donde han sido asesinadas campesinas (que podéis seguir en twitter) y un acto simbólico homenaje en la Quinta de Torre Arias, en los que os animamos a participar.
Aquí puedes ver las actividades previstas en Madrid en torno al Día Internacional de la Lucha Campesina.
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