Un fenómeno que se remonta en el tiempo
Las monedas alternativas no son un fenómeno nuevo en España. En los últimos cien años el Estado Español ha experimentado tres periodos importantes respecto a la innovación en monedas: durante la Guerra Civil, a finales de los ’90 y ahora, tras la crisis económica del año 2008.
Durante la guerra civil, España se dividió en dos zonas monetarias, la franquista y la republicana, ya que las fuerzas golpistas se negaban a aceptar la validez del sistema monetario emitido por el Banco de España, controlado por el gobierno legítimo de la República. Al mismo tiempo, zonas de corte anarquista también crearon sus propias monedas. Por ejemplo en Aragón, Cataluña, Valencia o Andalucía, surgieron numerosas formas de monedas locales vinculadas al movimiento anarco. El axarco [2] es también un experimento interesante, fue fomentado por Antonio Gámez Burgos, el cual quería unificar los pueblos de Axarquía, una zona de Málaga conquistada por los musulmanes en 1487 y que abarca la zona más oriental de la provincia. Circularon en torno a 6 millones de pesetas en axarcos.
El segundo periodo importante de experimentación fue en torno a 1990, cuando España desarrolló su propio sistema de bancos de tiempo municipales. Especialmente promovido por el movimiento feminista y su crítica al trabajo doméstico no remunerado, trataron de solucionar el problema a través de los bancos de tiempo. Por ejemplo, en 1998 la ONG Salud y Familia promovió un banco de tiempo en Girandó, Barcelona, con apoyo del Ayuntamiento. Otras experiencias como el Banco de Tiempo de Avilés están todavía en marcha.
El tercer periodo es el que nos ocupa. Tras la crisis económica nos encontramos en España (a fecha de diciembre 2014) en torno a 372 monedas complementarias, de las cuales 290 son bancos de tiempo, 71 esquemas de crédito mutuo y 11 redes de intercambio o trueque. Algunos de los más emblemáticos son el Puma en Sevilla, la Jara en Aljarafe, el Común en Málaga, los Demos en las Islas Canarias, la Pita en Almería, la Mora en Madrid, el Choquito en Huelva, el Zoquito en Jerez de la Frontera, el Ekhi en Vizcaya, el Orué en Valencia y el Galeuro en Galicia. Las regiones más activas son Cataluña, Andalucía y Valencia.
Razones del boom de las monedas sociales
Existen tres razones principales para el boom de monedas alternativas hoy en día: la crisis económica, la existencia de pioneros y expertos que dedican mucho tiempo a este tipo de experiencias y los movimientos sociales.
Hay un consenso generalizado entre los académicos y activistas para afirmar que la crisis económica ha sido un catalizador importante para el incremento del interés en las prácticas de la economía social y alternativa en España. Por ejemplo Álvarez (2013) afirma que “la crisis ha incrementado las llamadas monedas sociales, las cuales constituyen una alternativa que permite el intercambio de bienes y servicios fuera del sistema monetario”.
Otro de los factores que nombra el autor es la existencia de pioneros y expertos, como Julio Gisbert. Su blog vivir sin empleo es una de las webs más actualizadas sobre monedas complementarias.
Finalmente, los movimientos sociales están articulando respuestas concretas a la crisis, alternativas a las lógicas capitalistas que fomentan la democracia representativa y el compromiso con prácticas autónomas como por ejemplo los mercados sociales. Uno de los más grandes es el Mercado Social de Madrid, donde está habilitado el uso de el Boniato, la moneda social del mercado en el que se produce la paradoja que cuanto más gastas, más boniatos tienes.
Las ecoxarxas en Cataluña también son un fenómeno imparable. Según Carlos Taibo, tras la Segunda Conferencia Internacional sobre Decrecimiento para la Sostenibilidad Ecológica y la Equidad Social más de 20 ecoxarxas se han puesto en marcha en sitios como Tarragona, Penedés, Maresme o Garraf. El Eco es usado para transacciones entre las redes, mientras que las ecoxarxas individuales tienen sus propias monedas, como el Ecoseny en Montseny, el ECU en el Maresme o el Ecogarraf en el Garraf.
Las monedas sociales son un fenómeno viejo que va en aumento. Han servido a distintas causas a lo largo de la historia, sin embargo, vemos que ahora priman los proyectos altersistema que buscan una economía más justa y basada en valores éticos. Una economía distinta a la que desató la crisis de 2008. [3]
Comentarios recientes