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El Presidente argentino visita Madrid

25 de febrero de 2017

“La Marca España” recibe a Macri con todos los honores

En su vertiente propagandística y de autolegitimación el neoliberalismo intenta convencer de que “la política” es una materia que estudia los dispositivos de la arquitectura institucional; y que una buena política sería la que se ocupa de que se funcione bajo parámetros de regularidad autoprescrita. Una especie de vitrina elegante –con fondo espejado- en la que al mirarnos nos reconozcamos democráticos. Por otra parte –y en esfera separada- “la economía” sería casi una ciencia exacta, aséptica e incontaminada de los intereses de las clases que conviven en el campo social (en manifiestas condiciones de desigualdad). Una disciplina impropia de profanos, reservada a técnicos y especialistas, únicos habilitados a entender materia tan hermética.


“La Marca España” recibe a Macri con todos los honores
Una burda patraña, lo sabemos. Y han sido los propios poderes fácticos los encargados de dejar en evidencia el complaciente artilugio. “Economía” y “política” no existen separadas, son parte de una misma e indisoluble noción, bautizada en el siglo XIX con el biunívoco : “economía política”, dejando en evidencia que expresa los intereses de las clases –o sectores de ellas- que ocupan el poder del Estado.

“La Marca España”, grotesco membrete bajo el cual se ocultan los más poderosos intereses del reino, ha acuñado su propia estrategia, fatalmente atravesada por esa lógica del disimulo y el ocultamiento. Y así administra favores y/o rechazos conforme a las conveniencias de quienes ampara: Repsol, BBVA, Santander, Telefónica, OHL Villar Mir, ACS, Ferrovial, Entrecanales, etc. Los encargados del necesario trabajo mediático son los grupos Prisa, Vocento y otros más, harto conocidos. Hoy, esta desgastada trama intenta recuperar posiciones en el ajedrez geoestratégico primermundista y, al mismo tiempo, sacar su tajada de beneficio particular con la movida.

Primero hablemos de los enemigos. Desde hace bastante tiempo “La Marca España” ha señalado al gobierno de Venezuela como el principal obstáculo a batir en el continente americano, entre otros que figuran en segundo orden (Ecuador, Bolivia…). El primero que se significó en la batalla fue Jose Mª Aznar, propiciando en 2002 el frustrado golpe de Estado contra Hugo Chávez. Sin embargo la estrategia continúa. Es a largo plazo, constante y notoria; para ello han enviado algunos renombrados demócratas locales, como el mismo Aznar, Felipe González y Alberto Ruiz Gallardón, que han hecho de la condena a prisión de Leopoldo López bandera de derechos humanos.

“La Marca España”, grotesco membrete bajo el cual se ocultan los más poderosos intereses del reino

Pero estos paladines de la libertad no cuestionaron en su momento –ni posteriormente- el golpe de Estado al gobierno electo de Leopoldo Lugo, presidente del Paraguay. Como que jamás hicieron mención al oprobioso régimen de Teodoro Obiang, de Guinea Ecuatorial, con el cual “La Marca España” mantiene una relación sólida y sin cuestionamientos. Lo recibe con honras de Estado, a pesar de las cuatro décadas que el dictador lleva en el poder que, por extraña suerte, ejerce sin oposición; ésta se niega o no se atreve –vaya uno a saber- a hacerse presente en la vida política del país. Para retratarlo, baste este comentario de “El Español”, propiedad del nada sospechoso de izquierdista Pedro J. Ramírez. Después de destacar la enorme riqueza del país, afirma que tiene un “PIB per cápita de 33.300 dólares (puesto 54 mundial), según estimaciones de 2015, gracias a sus depósitos de gas y petróleo. Claro que el valor de estas variables tiende a reducirse a la mera estadística si se tiene presente que poco o nada de este mar de riqueza ha llegado a la gran mayoría de la población, la cual, antes bien, ve cómo se endurecen sus condiciones de vida’, denuncia el centro de pensamiento e investigación barcelonés CIDOB sobre su `extraordinario boom del petróleo´ a principios del presente milenio.” Sin embargo, de tan vergonzante e inasumible que es esta relación, el mismísimo Rajoy tuvo que hacer escarceos y disimulos durante la visita que el dictador hiciera al país en 2014.

En idéntica clave el gobierno español se prodiga con el régimen de Arabia Saudita. El Rey Felipe visita ese enclave feudal para negociar la venta de armas españolas –y otros trapicheos con petróleo- a un régimen que año tras año decapita a centenas de hombres y mujeres por supuestos “delitos”, registrados hasta por El Mundo, un icono de la prensa conservadora local. Esto sucede en otro país con el que “La Marca España” mantiene una apacible relación diplomática y en medio del más absoluto silencio de las autoridades y nuestros demócratas que van y vienen de Venezuela.

En este contexto debe ser entendida la recepción con todas las honras de Estado que se le brinda al presidente argentino, Mauricio Macri. No hay dudas de que tiene la legitimidad de haber sido elegido por la mitad del electorado argentino, como tampoco las hay de se trata de un personaje que orienta una política de Derechos Humanos que cuestionan y condenan la propia ONU, la CIDH de la OEA (Organización de Estados Americanos) y Amnistía Internacional.

Tampoco interesa a “La Marca España” la brutal deriva antisocial de la política económica del sujeto y su equipo; ambas vertientes son denunciadas en el Manifiesto lanzado por la Plataforma Argentinos en España.

Se intenta así premiar y poner en destaque al mandatario que oficia de punta de lanza en el intento de relanzamiento del neoliberalismo en el Cono Sur latinoamericano, por las mismas vías utilizadas en los ´80 y brevemente interrumpidas por algunos gobiernos del Mercosur: los procesos de (re)privatización del patrimonio y servicios públicos, y el (sobre)endeudamiento externo.

Pero también hay intereses específicos tras los afanes de “La Marca España”, a saber: los promisorios yacimiento de gas y de petróleo de “Vaca Muerta” (provincia de Neuquén), con el fin de conseguir allí una posición ventajosa para Repsol. También están atentos a la (re)privatización del patrimonio público (minería, tierras, servicios públicos y empresas estatales), promisorios nichos de beneficio y de conquista de posiciones de la banca española y fondos buitre.

Y para hacer digerible este asalto –uno más- a los recursos de un país cuyo mandatario viene a ofrecer dócilmente en subasta, están los medios y “la política”. La misma que sirve para condenar a unos –que no convienen a nuestros poderes fácticos- vale para entronizar a nuestros hijos de puta, parafraseando a Franklin D. Roosevelt al referirse al dictador nicaragüense Anastasio Somoza.

Alberto Azcárate    Plataforma Argentinos en España