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Acciones posibles

20 de noviembre de 2014

¿Es difícil ser un consumidor responsable?

Quizás como ciudadanos no podemos hacer que los gobiernos olviden el PIB y usen el IPG. Tampoco podemos hacer que fomenten las renovables. Sin embargo, un consumidor responsable no necesita aspirar a tanto, tiene un amplio campo de acción.


Algo que es necesario no puede ser difícil. A muchos consumidores responsables les gustaría poder hacer más por la casa común que es este planeta Tierra. Y otros usan cualquier excusa para no asumir su parte obvia de responsabilidad.

Hay cosas que sencillamente no están a nuestro alcance, por muy útiles y fantásticas que sean. Por ejemplo, una de las cosas que más daño están haciendo a la humanidad es el hecho de usar el P.I.B. (Producto Interior Bruto) como forma de medir la economía o el desarrollo de un país. Todos los países, hasta la ONU, usan el injusto PIB, o el PIB podrido, que mide el dinero que se gasta en un país, pero sin mirar si se gasta para bien o para mal. Eso engaña a los políticos, a las gentes, y oculta problemas graves. Por eso sería mejor usar el llamado Indicador de Progreso Genuino, o IPG, una forma de incluir también aspectos medioambientales, educativos o de salud. Pretender un crecimiento económico midiendo sólo el PIB es muy negativo a medio o largo plazo. También sería estupendo que nuestros gobernantes fomentaran las energías renovables, pues tienen muchas ventajas y muy pocos inconvenientes.

Pero sin embargo, como ciudadanos normales no podemos hacer que los gobiernos olviden el PIB y usen el IPG. Tampoco podemos hacer que fomenten las renovables. A lo sumo podemos pedírselo con cartas, recogiendo firmas, o cambiándonos de compañía eléctrica, pero poco más. Y por desgracia, no son métodos tan efectivos como nos gustaría.

Sin embargo, un consumidor responsable no necesita aspirar a tanto. Tiene mucho sentido centrarse en cosas pequeñas, y plantearse continuamente cómo mejorar (eso es ser ecologista). Podríamos suponer que tenemos un “contador de acciones responsables” que mide con puntos verdes nuestras acciones ecológicas o humanitarias. Así por ejemplo, reciclar un envase podría darnos unos 10 puntos verdes ambientales, 20 si es de vidrio o metal.

Y hay cosas “pequeñas” que nos dan muchos puntos. Por ejemplo, tener nuestro dinero en un banco ético es muy influyente, porque estamos haciendo que nadie use nuestro dinero para acciones contra la Naturaleza o nuestros semejantes. Esto nos daría al menos 5000 puntos verdes al mes, como mínimo (o más según el saldo).

En toda Europa hay empresas de electricidad que te garantizan que pagas por electricidad de fuentes 100% renovables. Es una forma de dejar de colaborar con la contaminación nuclear y de no ser responsables por quemar combustibles fósiles. Con esto sumaríamos otros 5000 puntos verdes más al mes (o más, según nuestro consumo). Cambiar de banco o de empresa eléctrica requiere un pequeño esfuerzo, pero una vez hecho, estamos colaborando a cambiar el mundo, día a día, y sin esfuerzo. Esto es más efectivo incluso (y más barato) que ponerpaneles solares fotovoltaicos para autoconsumo, que también daría puntos verdes, por supuesto.

Plantar unas semillas (de tomate, por ejemplo) en una maceta de nuestra ventana (huerto urbano) no sólo nos hará ver crecer unos preciosos tomates, sino que evitará un montón de contaminación (transporte, pesticidas, abonos químicos…) y nos dará unos 100 puntos verdes por planta como mínimo (incluso si es de algo no comestible). Hacer jabón y usarlo, además de reciclar aceite usado, ahorra mucha contaminación por productos químicos y su transporte, por lo que podríamos conseguir al menos 1000 puntos verdes más, sólo por usarlo para la lavadora.

Hacer compost en casa, para nuestras macetas, es muy fácil, pero requiere cierta práctica, por lo que puedes empezar haciendo muy poco, y probar. Es tan simple como echar restos de frutas y verduras en una maceta vacía, y esperar. No olvides echar también hojas secas de plantas y nunca restos de carne o pescado. Reducir nuestra basura también reduce la contaminación y el transporte de residuos. Podrías ganar unos 1000 puntos verdes por una pequeña cantidad de compost.

Reducir nuestro consumo de envases, por ejemplo evitando las bebidas en envases individuales, o los alimentos enlatados, nos puede dar 50 puntos verdes por envase. Más del doble que si lo reciclamos, porque si reciclar es bueno, evitar su consumo es lo mejor. Por cada kilo de carne que evitemos comer, podemos suponer más de 1000 puntos verdes. Ahorrar agua es más interesante si valoramos los puntos verdes más que el dinero que cuesta el agua. Ser voluntario en algún grupo ecologista o humanitario, también te dará muchos puntos verdes.

Desde luego, estas son sólo unas cuantas ideas muy baratas y con muchos puntos verdes. Por algo de dinero puedes hacerte socio de una ONG de tu confianza, poner energía solar para agua caliente o para electricidad, aislar bien tu vivienda… En la cadena verde tienes
más ideas muy variadas que te permitirán ser rico en puntos verdes, que van a la cuenta de la Tierra, donde mucha gente, ingresando puntos, estamos forzando un cambio grande.

Pepe Galindo    Blog Sostenible

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