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Cultivar sostenibilidad

4 de agosto de 2016

El suelo, un recurso no renovable

El suelo es un recurso no renovable, ya que para que se forme un centímetro de suelo tienen que pasar aproximadamente 100 años.¿Qué era antes de ser asfaltado ese espacio por donde ando? ¿A qué función se destinaba? Esta finísima capa es la que alimenta a la población mundial, de ella depende directamente nuestra supervivencia como especie. Las soluciones para reducir la pérdida de suelo fértil pasan por un cambio en el modelo agrícola convencional


El suelo, un recurso no renovable
malditofriki (CC)  

Pocas veces nos planteamos cuando caminamos sobre qué lo hacemos. ¿Qué era antes de ser asfaltado ese espacio por donde ando? ¿A qué función se destinaba? Cuando se habla de burbuja inmobiliaria siempre se hace desde el punto de vista de la generación de un exceso de vivienda, pero muy pocas veces se habla de cuánto suelo hemos perdido.

Llegados a este punto probablemente algún lector se esté preguntando por qué tiene tanta importancia el suelo. Antes que nada es necesario hacer una breve referencia a qué es el suelo. Podríamos llamar suelo a esa capa de tierra que va desde lo que pisamos hasta que comenzamos a encontrar la roca madre sobre la que se asienta ese suelo (las profundidades pueden ser muy variables, desde pocos centímetros hasta varios metros). Si el radio de la tierra son uno seis mil kilómetros uno puede hacerse una idea de lo extremadamente delgada que es esta capa. Es más, aunque el suelo tenga varios metros de profundidad es en los primeros centímetros donde se concentra gran parte de los fenómenos que nos afectan a los seres humanos. Pero ¿en qué sentido nos afecta el suelo? El suelo es nuestro proveedor de comida. Esta finísima capa es la que alimenta a la población mundial, de ella depende directamente nuestra supervivencia como especie. Además, el suelo no puede aislarse como un elemento más de la biosfera, sino que se relaciona con otros componentes como la atmósfera (intercambio de gases, como por ejemplo el nitrógeno, vital para el correcto desarrollo de los procesos que tienen lugar en el suelo o la emisión de gases de efecto invernadero) o las aguas (el suelo puede parar o generar contaminación en las aguas).

Sin embargo, el suelo está sometido a gran presión por el ser humano. La agricultura supone una de las principales presiones. Las prácticas agrícolas de la agricultura convencional conllevan un deterioro progresivo del suelo: reducción del contenido en materia orgánica y de nutrientes que se traduce en una pérdida de fertilidad, elevadas pérdidas de suelo por erosión, contaminación por agroquímicos… Otro gran agente que ejerce presión sobre el suelo es la construcción y la industrialización. La mayor parte de las industrias se localizan en lugares donde hay agua, es decir, en los cursos fluviales. Precisamente los suelos que forman parte de la vega de los ríos son suelos con unas ideales aptitudes agrícolas debido a su gran fertilidad y a la disponibilidad de agua. Estos suelos de vega actualmente están siendo sometidos a una elevadísima presión por parte de las industrias. De hecho, las grandes zonas industriales del mundo se sitúan en la vega de los principales ríos. A esta presión hay que añadirle el de la construcción de infraestructuras lineales (carreteras, ferrocarriles…). Éstas suelen transcurrir en muchos casos paralelas a los cursos fluviales. Normalmente es mucho más barato construir una línea de ferrocarril en una zona de vega (llana, con una geomorfología muy poco abrupta en general) que en cualquier otra zona. El problema radica en que cuando se realiza una infraestructura de este tipo jamás se contabilizan los costes por la pérdida de suelo fértil. Es más, raramente los Estudios de Impacto ambiental contemplan la pérdida de suelo fértil como uno de los mayores impactos. Resulta más barato construir una línea de ferrocarril en una zona de vega porque, como pasa habitualmente en el medio ambiente, se externalizan los costes de la pérdida de suelo a la sociedad. ¿Cuánto alimento estamos dejando de producir debido a esta ocupación del suelo? ¿Cuánta contaminación a las aguas podríamos evitar si no se hubiera eliminado ese suelo? Los servicios ecosistémicos que provee un suelo son muy importantes y, de hecho, son incalculables.

Cuando se realiza una gran infraestructura de este tipo jamás se contabilizan los costes por la pérdida de suelo fértil


El suelo es un recurso no renovable, ya que para que se forme un centímetro de suelo tienen que pasar aproximadamente 100 años. El ritmo de destrucción de los suelos de alto valor agrícola en muchas ocasiones es muy superior a su ritmo natural de formación, y de seguir a este ritmo en no muchos años la pérdida de suelo será tal que podría comprometer la generación de alimentos suficientes para mantener a la población mundial. Si en la actualidad se generan alimentos para poder mantener a diez mil millones de personas y aun así aproximadamente mil millones de personas pasan hambre uno puede hacerse una idea de qué ocurriría si se reduce la capacidad del planeta para generar alimentos.

La agricultura industrial con prácticas de manejo que degradan el suelo y fomentan la erosión, la ocupación del suelo por industrias, viviendas e infraestructuras de comunicaciones, todas ellas están comprometiendo seriamente la seguridad alimentaria de la población mundial. Tal es la situación que en África ya ha comenzado el expolio a la población local de las tierras que llevan cultivando durante siglos por parte de magnates con el fin de poder convertirse en productores de alimentos y especular con ellos. Ellos saben perfectamente que el recurso más valioso no es ni el dinero ni el oro, sino la tierra fértil. Así, desde el llamado Primer Mundo, y tal y como hemos hecho con otros recursos no renovables (petróleo, coltán, piedras preciosas…), expoliamos los recursos de los países menos desarrollados.

Las soluciones para reducir la pérdida de suelo fértil pasan por un cambio en el modelo agrícola convencional a uno que incorpore prácticas de conservación. Esto es de muy difícil consecución toda vez que la mayor parte de cultivos dependen de las grandes compañías de la agroindustria. Por otra parte, es necesario limitar urgentemente el espacio que es ocupado en las vegas de los ríos tanto por las industrias como por las infraestructuras de comunicación. Por desgracia, mientras se sigan externalizando los costes por pérdida de suelo siempre será más barato construir una autovía paralela al río o producir alimentos a través de la agricultura convencional. Desafortunadamente, los economistas tradicionales no suelen contabilizar los servicios ecosistémicos de los que provee un suelo a la humanidad. Puesto que la economía que manda hoy en día solo mira los costes inmediatos probablemente cuando tenga que hacer el ejercicio de calcular los costes por pérdida de suelo ya sea demasiado tarde.

Puesto que soy consciente de que mucha gente no tiene una idea formada sobre qué es el suelo y qué beneficios genera aquí dejo algunos vídeos que, espero, puedan clarificar un poco esta cuestión. Asimismo, os animo a que hagáis el ejercicio de pensar a qué función se dedicaba previamente el suelo en el que ahora vivís, o que cuando viajéis echéis un vistazo a las carreteras, líneas de ferrocarril y analicéis por qué tipos de suelo transcurren estas infraestructuras.

Para saber más sobre qué es el suelo:

La eduteca

Pérdida de suelo fértil en la Pampa argentina como consecuencia de la implantación de la agricultura industrial

Servicios ecosistémicos del suelo. Iniciativa CompensaNatura de la ONG Accionatura

José Luis Vicente Vicente  

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